viernes, 8 de enero de 2010

El caso del profesor.
Aquellas personas jamás podrán olvidar lo que ocurrió ese año en la escuela.
El terror y la maldad se presentaron en el barrio una mañana con la muerte de un joven profesor de literatura.
Yo hacía unos años que enseñaba Biología y Físico-Química en aquel lugar. Me encontraba en el laboratorio preparando una pócima a modo de experimento científico, en realidad para enseñar la forma de hacer detergente a mis alumnos, cuando escuché un terrible y horroroso grito que provenía del jardín. Al salir apurada y casi corriendo, sin darme cuenta tiré el espejo que estaba sobre la mesa de disección y entonces pensé en esa superstición que dice que quien rompa un espejo tendrá siete años de desgracias. En realidad yo no creo en eso, pero no sé porqué a pesar de todo sentí un frío que me corrió por la espalda.
Me encaminé hacia la puerta que da al pequeño jardín y allí me encontré con otros profesores que intentaban (con bastante dificultad) mandar a las aulas a los curiosos alumnos que gritaban y se empujaban por ver lo que allí había pasado. Tal parece que esa mañana el portero había decidido hacer unos trabajos de jardinería, o sea podar y regar algunas plantas, cuando al entrar allí descubre un extraño montón de tierra removida recientemente del que asomaban unos gastados zapatos marrones y una mano.
El pobre portero, terriblemente asustado intentó buscar ayuda y así fue como había caído torciéndose el pie y ahora usaba, con torpeza, el rastrillo a modo de bastón, dándole un toque gracioso a toda la historia.
Alguien, al ver la improvisada sepultura había llamado al nueve once, y ya se escuchaba la sirena de la policía que llegaba al lugar.
La escuela se cerro por un tiempo y el investigador en seguida se puso en marcha, pronto se supo que fue un asesinato, pero nunca encontraron testigos, ni siquiera una simple carta o huellas que ayuden a aclarar lo que allí pasó La gente murmuraba algo a cerca de un grupo de encapuchados que había sido visto la noche anterior caminando por el barrio de forma sospechosa, pero nada era seguro, ni se podía comprobar.
También se dice que el fantasma del profesor ronda la escuela por las noches buscando a él o los culpables para llevarlos a la muerte y así poder descansar en paz.
Lo cierto es que en las mañanas los libros de la biblioteca aparecen abiertos sobre la mesa de profesores como si “alguien” se hubiera puesto a leer en la noche.

Fin.

4 comentarios:

  1. Que buena idea!!!! esta para un film!!.

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  2. si que lo aga guss
    y yo mato al profesor
    jua jua jua.......

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  3. jejej no se vale matar a mi profe de lengua preferidoo ¬¬ malaaaaaa jeje yan

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  4. si porque no
    todo se puede yo lo ise
    jejeje si le abra gustado al profesor
    el cuento que se lo quedo el jajaja =)

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